
Saliendo de León nos juntamos un buen equipo y decidimos perdernos en la costa norte, cerca de la frontera con EL Salvador, en un pueblito que se llama Jiquilillo.
Allí encontramos a Tina y su "RANCHO TRANQUILO". Tina, viajera y aventurera, encontró este paraíso hace 5 años y aquí se quedó, abrió un hostalito junto a la playa con Dennis, su novio, antiguo rockero-motero, y ahora reciben a los viajeros y viajan a través de las historias que les cuentan.
Pasamos 4 días increíbles, sin luz ni lujos, tan sólo un generador para mantener las cervezas fresquitas, durmiendo en hamacas junto al mar y lejos de cualquier rastro de civilización.
Mami nos cuidaba y cocinaba todos los días, y por las noches, cervecitas, un poquito de hierbita y miles de historias... Cada noche Tina nos llenaba a todos de purpurina, dice que así se ve todo más alegre!
A primera hora de la mañana, paseos en barca, cruzando el estuario, en medio de un paisaje impresionante, nos íbamos a alta mar, a "intentar" surfear las olas más perfectas que yo he visto jamás, el nivel es muy fuerte, pero lo hice lo mejor que pude. Los locales dicen que no se atreven a surfear ahí, que hay muchos tiburones, pero claro, eso nos lo dijeron el último día, cuando ya nos habíamos gastado un buen dinerito en paseos en barca...

A la vuelta de Jiquilillo, el día negro del viaje en León, un hijolagranputa se hizo pasar por huésped en mi hostel y cuando se quedó sólo en la habitación nos reventó las taquillas y nos limpió a varios viajeros. A mí me quitó todo mi dinero y todas mis tarjetas, y con mi visa se dió un buen homenaje porque se gastó unos 500€ en media hora. Duele mucho y cabrea, pero son las cosas del viaje... Cogí aire, me lo tomé lo mejor que pude y seguí adelante pensando en que tengo suerte, que en casi 7 meses de viaje esto es lo único que me ha pasado y sigo de una pieza para contarlo.
Tras la escapada, aprovechando los útimos días en Nicaragua, me fui a Estelí, en la región cafetera, zona de montaña, granjas y trekkings. Allí me junté con Christine y Urs e hicimos un trekking en la "Granja Miraflor", cascadas escondidas, ríos rebosados y senderos llenos de pequeñas casitas. En una de ellas, Nelson nos sacó sillas para apreciar la vista, nos invitó a fruta y café y nos enseñó entusiasmado las fotos del 15 cumpleños de su hija, que aquí se celebra por todo lo alto, con traje de merenguito rosa y corna de flores incluídos.
En un momento de la subida hacia el mirador, me despisté mirando una mariposa del tamaño de un loro y me estampé contra una alambrada, el percance no fue a más, pero me llevo el recordatorio grabado en la frente...
A la vuelta, después de una buena sesión de 6 horas, un camión nos recogió haciendo dedo. A mitad de camino tuvimos que pagar peaje y ayudarles a descargar lo que parecía una tonelada de arena para una obra.
Ahora escribo en pleno aniversario de la revolución, hoy el país está parado, no trabaja nadie y no hay transportes públicos, sólo caravanas hacia Managua par alas celebracione, así que espero hasta mañana para seguir mi camino hacia Guatemala. Ha sido casi un mes, nunca pensé que fuera a pasar tanto tiempo en Nicaragua, pero este país me ha llegado muy adentro, y su gente aún más, hay mucha pobreza y cierta inseguridad, pero el dia a día te pone ante tanta gente maravillosa que nada importa tanto y lo malo no es tan malo...