sábado, 6 de agosto de 2011

Y ahora a Rafaï!



Ha sido mucho tiempo sin escribir, los últimos meses se han ido volando, y no encontraba el momento de sentarme y dedicarle el tiempo necesario a poner las cosas en orden para luego compartirlas en el blog...

Han pasado muchas cosas, desde una escapada a Paris, hasta una visita relámpago a Las Palmas para visitar al dentista, ni decir tiene que aquí no hay, si te duele una muela, te la quitan y a otra cosa! Así que aunque parezca una frivolidad, era un viaje necesario...

Además, a causa de cambios operacionales, me han cambiado de destino dentro del país, ahora divido mi tiempo entre el NorOeste y el SudEste del país, de Paoua a Rafaï, de la Sabana a la Selva Tropical... Parece que las cosas me vienen rodadas una vez más, cuando ya me había acomodado en mi destino anterior, cuando lo tenía todo controlado, cuando la rutina empezaba a asomar la cabeza, me propusieron un cambio, un nuevo reto y una experiencia diferente. A veces se alinean los planetas...


Nicole se marchó a Burundi y vine a sustituirla a Rafaï

Rafaï es un pequeño pueblo en la esquina del país, junto a la frontera con la República Democrática del Congo (siempre desconfié de los países que reivindican ser democráticos en su nombre, pero eso no viene al caso ahora...). Es uno de los tres enclaves donde estamos trabajando en la zona, así que aún queda mucho por descubrir. La zona está en plena selva tropical, a dos horas de vuelo desde Bangui, y al menos 3dias por carretera, que se pueden convertir fácilmente en una semana durante la temporada de lluvias, que dura desde mitad de Julio hasta mitad de Septiembre.

Volar a Rafaï es descubrir el lado más salvaje y hermoso de la República CentroAfricana, los paisajes son diferentes a cualquier otro sitio que yo haya vista nunca, y las horas de vuelo me las paso hipnotizado mirando por la ventana, Africa no se acaba nunca, y siempre hay un sitio más lejos que explorar, una realidad un poco más dura que descubrir, y un paso más atrás en el tiempo que dar, dudo que una vida sea suficiente para conocer Africa!





En Rafaï estamos haciendo un trabajo muy particular, damos asistencia a varios campos de desplazados/refugiados que se han establecido en el pueblo, cuatriplicando la población en pocos meses, y viviendo en las condiciones más básicas que se puedan imaginar...


El progreso vino por aquí, pero no se quedó...

Voy a intentar explicarles un poco la situación de estas 15.000 personas; no es muy evidente si su estatus es "desplazados" o "refugiados", los primeros son aquellos que se establecen en un lugar diferente dentro de su propio país, los segundos, lo hacen en un país dieferente al suyo propio. Esto es muy sencillo de entender, pero aquí las cosas son diferentes, todos vienen de poblaciones cercanas, unas pertenecen a CentroAfrica y otras al Congo, pero eso no significa demasiado para ellos, esta es su región, lo ha sido durante siglos y siempre lo será. No tienen pasaporte, nacionalidad ni patria, la frontera es un invento que alguien trazó un día sobre un mapa, son familias, grupos étnicos y pueblos vecinos, eso es todo.



Tienen sin embargo algo en común, han dejado sus casas, sus pueblos, para comenzar de nuevo en otra parte, huyendo de conflictos y de peligros, confiando en que juntos será más fácil empezar de cero, sientiéndose más protegidos, más unidos.



Cada visita a Rafaï es por si sola una aventura, nunca se sabe cuánto durará ni cuándo podré regresar. Estoy prácticamente incomunicado, suele haber cobertura de móvil, pero a veces, el encargado de mantenimiento de la antena decide desaparecer un par de semanas, y la zona se queda sin comunicación... Hay un par de vuelos a la semana, pero estamos en plena temporada de lluvias, y aquí cuando llueve, el cielo se cae sobre la tierra, y las tormentas tienen la violencia extrema con que la naturaleza trata a Africa una y otra vez, así que es fácil que el avión no pueda llegar hasta aquí, y que una visita de cuatro días se convierta en una estancia de dos semanas!



Así que ese es el ritmo, sin estrés, sin móvil, sin noticias, sólo naturaleza, trabajo por hacer y vida tranquila. Estamos dando acceso a agua potable a los diferentes campos de desplazados de la zona, un sistema durable y sencillo de mantener, para garantizar que puedan contar con agua en este comienzo de su nueva vida. El aumento de la población se ha disparado, y apenas había agua ya para los pocos habitantes del pueblo antes de la llegada de los nuevos vecinos, así que hemos trabajado a destajo desde que se advirtieron los movimientos de los desplazados, a mediados del año pasado. Primero con un sistema de urgencia de abastecimiento de agua, y luego con un sistema definitivo de perforaciones y bombas de agua, que yo he tenido la suerte de completar.









Tengo una pequeña casita en la misión católica, donde los padres franciscanos tienen su iglesia, una escuela con más de 350 alumnos y un taller de carpintería donde forman a carpiteros y artesanos para darles un pequeño oficio. Cada día me levanto a las 6 de la mañana y como muy tarde, a la cama a las 9 de la noche. Debo caminar unos 10 kilómetros cada día por el pueblo, visitando los distintos trabajos y hablando con tanta gente como puedo. Soy algo así como la atracción del pueblo, el "Mosongo" (blanco), todos me conocen y a veces me siento como en "El Show de Truman", todos saben donde estoy y qué hago en todo momento, pero no me molesta, son nobles y amables, me siento afortunado de convivir con ellos, y cuando paseo y oigo: "bonjour, Ioné!", no puedo evitar sonreir y sentirme feliz.



El pueblo está divido por un río, y para cruzarlo sólo hay piraguas o una pequeña plataforma metálica arrastrada a motor por cables de acero, cruzar puede suponer 20 minutos o 3 horas, nunca se sabe, a veces se rompe el motor, otras veces el cable, de vez en cuando el encargado se queda dormido entre los arbustos y nadie lo encuentra, y otras veces hay una cola de tres camiones para cruzar, así que, como para todo lo demás, las prisas no ayudan, y poco a poco vas desarrollando la paciencia necesaria para ponerle a todo una sonrisa...





En la misión católica se vive bien, comemos de maravilla, y todo el mundo parece estar siempre de buen humor, las condiciones serían penosas comparado con Europa, pero duermo a unos 75 metros del campamento de desplazados, así que me siento como en un hotel de 5 estrellas, tengo electricidad un par de horas al día y una pequeña ducha para mi solo, lo cual me hace sentir hasta culpable muchas veces. Es increíble como podemos cambiar nuestra mentalidad, a veces pienso el ataque de histeria que supone encontrar un bicho en casa en Canarias, y aquí comparto mi habitación con arañas, ratones, cucarachas, y un largo etcétera, y ya ni me molesto en intentar echarlos. Sin embargo, hay cosas que no dejan de sorprenderme, una mañana entré al baño y me encontré una cría de cabra escondida detrás del retrete (???), y hace un par de noches, un extraño sonido me despertó a las 3 de la mañana, casi me muero de miedo cuano vi que un murciélago sobrevolaba mi cama como un loco, intentando encontrar la salida de la habitación. No voy a mentir, me acojoné mucho!



Cada día, pase lo que pase, al caer la tarde, me voy al campo de desplazados a dar un paseo, los hombre vuelven de trabajar en el campo, las mujeres preparan la cena, y los niños se juntan hambrientos en torno a sus casas. Es el mejor momento del día, me inspira y me relaja, le da sentido a lo que hago, a cada esfuerzo, a cada minuto dedicado a ellos. Me sorprende y me sobrecoge la energía que desprenden, el cariño con que me tratan, y la sonrisa imborrable en sus caras... Son ellos los que han vivido una tragedia tras otra, los que no tienen nada, los que sobreviven cada día sin saber si habrá mañana, y aún así, son ellos los que me reconfortan a mí. Yo sólo les doy agua, me siento en deuda con ellos cada día...


Brocheta de termitas, delicatessen de la zona...





Por el momento quedan unos días de trabajo en Rafaï, y después continuaremos en otras zonas d ela región, aún queda mucho por hacer, así que esta nueva etapa no ha hecho más que empezar.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Sin prisa pero sin pausa



Así es como trabajo aquí, así es como vivo.

Hace mucho tiempo que no encontraba un rato para sentarme a escribir, y esto me ha hecho pensar, antes tenia mucho tiempo libre, a dónde se ha ido? Pues sigue aquí, no se ha ido a ninguna parte, sólo se ha transformado. Poco a poco vas entrando en el ritmo local y la percepción del tiempo cambia, porque nuestras prisas y nuestro estrés no sirven para nada, al menos aquí.

Cuando llegué, me sorprendía la capacidad de la gente de pasar horas, días, semanas, a la sombra de un árbol, sin hacer nada más que ver pasar la vida y hablar de lo que tocase, cada vez los entiendo más, cada vez me siento más cercano. Nuestra obsesión con el tiempo no encaja en un continente donde todo lo que se puede retrasar se retrasa, todo lo que puede fallar falla y todo lo que puede romperse se rompe, nadie sufre por un contratiempo, a pesar de que el hombre blanco traiga sus prisas y sus calendarios, siguen viviendo inmunes a la esclavitud del tiempo.

Me da vértigo pensar todas las cosas que somos capaces de hacer en 24 horas en Europa, trabajo, compras, desplazamientos, vida social... casi acaba uno por sentirse culpable de parar y desear no hacer nada, hasta el ocio se convierte en una obligación que nos asegura que nuestro tiempo no es malgastado! ¿Cuánto tiempo nos queda para nosotros? Pues así, sin darme cuenta, mi tiempo libre se ha convertido en mi tiempo, sigo sin saber muy bien si saco algo de él, pero ya es mío, y no quiero ni pensar en tener que entregarlo...


Curioso esto me me dieron, un bote de sanguijuelas!



Miro la fecha de mi última actualización, no puedo creer que ya hace un mes! Muchas cosas han pasado, pero sin duda nuestro trabajo en el hospital de Paoua ha sido la mejor de todas. Es un hospital pequeño, pertenece a Médicos Sin Fronteras, y da atención médica gratuita a un área enorme, nadie sabe realmente cuántos beneficiarios potenciales puede tener, yo creo que unos 30.000, pero lo que si se sabe es qué sería de ellos si no fuera por él.

El hospital, equipado incluso con quirófanos, utiliza unos 18.000 litros de agua al día, y se alimenta de un sólo pozo y una bomba que no funcionaba demasiado bien. Fuimos a verfificar la instalación y descubrimos que el problema era algo más grave de lo que parecía, había que cambiar la bomba y desbloquear la filtración del pozo, que apenas recibía agua debido a la acumulación de barro. Dos días de trabajo intenso, viernes y sábado hasta las 10 de la noche, mientras tanto, dos camionetas encargadas de recorrer todos los pozos de Paoua con bidones de 1000 litros para mantener llenas las resevas del hospital.

Poco tiempo para comer y menos para descansar, pero una idea no abandonaba mi cabeza, este esfuerzo vale más que cualquier otro que haya hecho jamás en un trabajo, no existe una manera mejor de dedicar tu energía! Cuando el trabajo estaba casi terminado, nos dimos un paseo por el hospital, ajenos a lo que había pasado, los pacientes, la mayoría niños, apenas salían de sus respectivos estados de conmoción para observarnos con tímida curiosidad.

Decidí volver a casa, coger la bolsa de 200 chupa-chups que compré en Makro antes de venir y hacer otra visita a los niños. Uno acababa de salir del quirófano, aún medio anestesiado tuvo fuerzas para dibujar una medio sonrisa y apretar su regalo entre sus manos recién vendadas, acababa de perder todos sus dedos. Reuní toda la fuerza que tenía para no venirme abajo y poder devolverle la sonrisa, cada uno de los niños me partío el alma, todos menos una niña. Tenía la pierna rota después de ser atropellada por un motorista borracho, rebañaba con sus dedos una lata de atún y no paraba de sonreir, orgullosa de su aventura, le hice una foto, le prometí que se la imprimiría en la oficina y se la traería en un rato, "no te vayas corriendo a ninguna parte, que vuelvo enseguida", le dije. Por supuesto cumplí con mi palabra, ella me esperaba con la misma sonrisa... Quién lo iba a decir, uno de los mejores días de vida es uno en el que he trabajo más de 14 horas!!!





En cuanto al resto de proyectos, una vez finalizado todo lo que quedaba pendiente cuando llegué, hemos comenzado con los nuevos trabajos. Muy básico, darle acceso al agua a quienes no lo tiene. Ahora estamos construyendo pozos para 15 pueblos, un total de 4900 personas, pero no se trata sólo de darles agua, hay que enseñarles a usarla y a cuidarla, la mayoría de las enfermedades que sufren se deben a la falta de higiene, construir un pozo es la parte fácil, conseguir que se laven las manos antes de cocinar es cambiar una costumbre de muchos años, y eso es muy difícil!!

En cada pueblo se repite la misma situación; familias que vuelven a sus hogares después de años viviendo en la selva huyendo de la guerra, vuelven de sobrevivir y comienzan la vida de nuevo. Algunas mujeres (ellas son las encargadas) caminan hasta 4 horas para ir a buscar agua en el bosque, cuando tengan el pozo en el pueblo ¿Qué harán con esas 4 horas de más al día? Es complicado esto de la ayuda humanitaria, casi siempre, solucionar un problema puede crear otro nuevo, así que hay que ir poco a poco...




Indispensable la colaboración popular...





Cada día de trabajo supone mucho tiempo en coche, a veces tardamos hasta 2 horas en recorrer distancias de 30 kilómetros, las carreteras (de tierra, por supuesto) quedan destrozadas cada vez que llueve un poco, pero cada viaje te da alguna sorpresa nueva, así que no puedes quitar los ojos de la carretera. Desde vehículos cargados de mercancía y gentes hasta casi no poder andar hasta procesiones de mujeres hacia los mercados itinerantes, llevando sus productos en equilibrio sobre la cabeza, y alguna que otra sorpresa más...





Las noches en los pueblos siguen siendo el mejor regalo, ahora vamos a trabajar más de 3 meses en la misma zona, así que hemos alquilado dos casas en un pueblo, para tener un pequeño almacén y cobijo de la lluvia, pero yo sigo durmiendo fuera, prefiero tener que correr en mitad de la noche si llueve, compensa por poder quedarse dormido bajo las estrellas. Una mamá del pueblo nos hace la comida cada noche, tarda unas tres horas en buscar la leña, hacer el fuego y cocinar, le damos 1,5€ cada uno por día, salario más que generoso en este pueblo. Por más que me quede muchas veces en el mismo pueblo, los niños no dejan de observarme y seguirme, les encanta que les haga fotos y posan siempre que se los pido. Cada noche que paso en el pueblo me ayuda, me calma y me relaja, le da sentido a todo, ellos mi se imaginan todo lo que me enseñan!!!


Acabado de salir del colegio...





Bueno, espero no volver a tardar tanto en escribir, pero sobre todo espero poder transmitirles un poquito de lo que estoy viviendo aquí. África está jodida, jodidísima, sinceramente no se si hay solución para esta gente maravillosa, pero no dejaré de seguir trabajando, haciendo el poquito que está en mi mano, seguro que es mejor que nada...

domingo, 3 de abril de 2011

2 meses en Africa



Sólo dos! Pero es tal la cantidad de cosas que suceden que es difícil llevar la cuenta del tiempo...

Muchos cambios en Paoua, Abraham se ha ido rumbo a Afganistán, y su despedida supuso unas tres semanas de comilonas y fiestas. Ahora la casa se ha quedado un poco vacía sin sus gritos, sus canciones y sus sesiones de chat. Así funciona este mundillo, hay un movimiento constante de gente que va y que viene, y cada movimiento cambia un poquito las cosas, marcando los distintos episodios de la misión. Su fiesta de despedida (una de ellas) nos dejó su último festín de comida local a base de pollo y manioc, y la imagen de Mama Danne (nuestra mami africana) vestida de gala con el traje típico centroafricano....





El trabajo sigue enamorándome y enseñándome, ahora estamos a punto de comenzar proyectos en una zona algo apartada donde los resultados del conflicto han sido desoladores, casi 4.000 personas en situación de extrema pobrza y privadas del acceso al agua. Será el primer gran reto de mi año en Africa, y llevamos preprándolo ya unas cuantas semanas, durante las cuales hemos hecho unas tres visitas. Hasta ahora sólo había finalizado proyectos pendientes planificados antes de mi llegada, así que estoy descubriendo la experiencia de comenzar de cero, identificando los problemas y necesidades de cada población y decidiendo qué trabajos ejecutar. Como tantas otras veces en tantos otros sitios, la gente más necesitada resulta ser la más humana y accesible, y cada visita me deja imágenes grabadas que se que quedarán para siempre; Algunas impactantes, como una pobre anciana enferma retorciéndose de dolor bajo un árbol, esperando que un milagro o la muerte la rescaten, y otras sencillas e inocentes como una pequeña escuela local, vacía pero en la que aún retumbaba el eco de la última clase, me quedé un rato mirándola hipnotizado, creo que nadie me entendió.




Lo admito, trabajar en cholas y pantalones cortos es otro sueño hecho realidad.

Desafortunadamente el trabajo limita bastante las opciones de ocio, y como aquí no hay prácticamente ninguna infraestructura turística, cada pequeña escapada se convierte en una aventura. En la última visita a Bangui pude visitar las cataratas de Bouali, un precioso rincón en plena selva donde incluso hay un mini restaurante (un auténtico lujo) que no pudimos probar porque, a pesar de que sólo había dos mesas ocupadas, nos dijeron que tardaban 1 hora y 45 minutos en preparar la comida, (otro mundo, otro ritmo). Cada sitio que descubro confirma un poco más lo bonito y maravilloso que este escondido país, donde nada está cerca y nada se encuentra fácil, supongo que en 10 años habrá transporte público, hoteles y restaurantes por todas partes, pero ahora mismo uno todavía puede sentirse un privilegiado por poner el pie donde no muchos blancos lo han puesto antes.







Como hacía un par de semanas que no escribía, quería dejarles claro a dos de mis más fieles seguidores que los tengo presente. Ernesto, si la foto de dos cocodrilos de casi dos metros, hambrientos y cabreados no cumple tus expectativas, creo que poco podré ya hacer, te aseguro que pasé miedo a metro y medio de ellos, mientras se comían un pollo entero de un bocado. Fanfi, no puede menos que parar en plena carretera y obtener el documento gráfico que acredita que aquí podrías ser feliz, Si!!!! Encontré tu querida "M", aunque un poco demasiado africanizada!





Las próximas semanas serán muy intensas de trabajo, tenemos que empezar rápido y sacar proyectos adelante antes de la temporada de lluvias, así que espero tener muchas cosas para contarles...

martes, 15 de marzo de 2011

Los ojos que no mienten...



Aquí todo es demasiado extremo para nuestra acomodada normalidad; en nuestro confortable mundo todo se mueve convenientemente cerca de la media, del equilibrio. Africa es salvaje, tosca, demasiado directa para nuestro sentido del decoro, de la diplomacia, para nuestra hipocresía.

Aquí el cielo te castiga con un sol que duele para después regalarte la noche más llena de estrellas que podrías soñar. La tierra se seca para que no olvides lo débil que eres, pero después te acaricia con su espectáculo de colores para que no dejes de amarla. No iban a ser menos los niños; igual te llenan el alma con esa alegría ruidosa capaz de curar cualquier mal, cualquier pena, como te escupen a la cara el dolor inconsolable de sus heridas... Ambas cosas tienen algo en común, para verlas, para vivirlas, para sentir como te atraviesan, sólo tienes que asomarte a sus ojos, a esos ojos que no mienten.

viernes, 4 de marzo de 2011

El milagro del Agua



¿Por dónde empiezo?

Ya llevo un poquito más de un mes en Africa, se ha ido volando, apenas he tenido tiempo para asimilarlo todo, y casi sin darme cuenta ha comenzado una nueva vida con mucho trabajo y miles de cosas nuevas cada día.

Ya estoy bien asentado en Paoua, mi hogar, el pueblo tiene 35.000 habitantes, un mercado increíble y gente caminando por todas partes. No hay ni una calle asfaltada y no hay electricidad, sólo un par de farolas en la calle principal, donde por la noche está todo el ambiente, parrilas en la calle, compra-venta de todo lo que se pueda imaginar y algo parecido a un par de bares (con cerveza calentorra, claro). Paoua ha sido históricamente un fortín del ejército en la lucha contra la guerrilla, así que no está permitido sacar fotos, y no es plan de pasearme por la calle con la Nikon para que un soldado famélico con un AK-47 me arreste!


Paoua desde el aire

La región fue de las más perjudicadas por el conflicto armado, y una vez firmada la paz, (aunque las armas aún no se han entregado) las consecuencias han sido devastadoras en la población civil. Por tanto, nuestra principal misión en Paoua es reestablecer las condiciones mínimas de habitabilidad para la población afectada en toda la región.

El comienzo del trabajo no ha sido fácil, muchas cosas nuevas, conocer el entorno, la organización, y todo en francés! Pero poco a poco fui poniendo las piezas juntas y el puzle empezó a tomar forma.

La primera lección; El agua es la vida! Mi trabajo consiste en proporcionar las infraestructuras básicas para el acceso al agua y la habitabilidad (casas, escuelas y hogares), pues bien, rehablitar casas sería en estos momentos ciencia ficción, esta región es tan pobre, y está tan deprimida, que el acceso al agua aún es un lujo para la mayoría, y en eso estamos concentrando todo nuestro trabajo...

Ya he realizado un par de salidas al terreno, el viaje en todoterreno es ya por si mismo una aventura), la gente generalmente nos recibe muy bien, nos reconocen y saben a qué hemos venido.

Hay mucho trabajo previo, identificar las zonas y sus necesidades, después, en las salidas al terreno se verifica el estado de necesidad y se ejecutan los trabajos. El último nos ha llevado 2 días en una aldea de 850 habitantes, tienen un pozo que alguien construyó y fechó el 4-11-1991, hace 2 años dejó de funcionar, ellos ni saben ni tienen medios para arreglarlo. Al llegar nos encontramos a la población entera en torno al pozo, incluidos unos 40 niños que no dejaron de mirarme ni un segundo de los dos días (seguramente el primer blanco que habían visto en su vida).

Al abrir el pozo y bajar a comprobarlo, sin sorpresas; 7 metros de lodo y la bomba de agua totalmente inutilizada, (18 años de servicio es lo que tienen!). Comenzamos a bombear el agua marrón para comenzar la limpieza, impresionante, aún siendo el agua más sucia que he visto en mi vida, se acercaron decenas de familias corriendo con sus palanganas a recoger toda la que podían. La necesidad puede con todo, pensé. En un par de ocasiones me paré a pensar en el valor relativo de las cosas, en esta zona hay oro, no es un secreto, todo el mundo lo sabe, pero para qué sirve? No se bebe, no se come, para ellos no vale nada, sólo para que se enriquezcan otros... Sin agua no hay vida, y sin vida, para qué quieren oro?





Por la noche, acampamos en medio del pueblo, los mismos 40 niños observan cómo me lavo los dientes, me cambio de ropa y me meto en la caseta (ya sé cómo se sienten los de gran hermano). Por el día no hay nada para comer, sólo se come por la noche, así que hemos comprado (y sacrificado) una gallina para la cena, que nos la acompañan con lo poquito que hay disponible para comer en la zona. Creo que fue mi mejor noche desde que llegué, al aire libre, jamás había vosto tantas estrellas ni oído tanto silencio... El embrujo de Africa está por todas partes.




Si, Srs Ernesto y Francisco, lo de arriba a la izquierda son ratas!
Un auténtico manjar!


Tras desmontar la bomba y sacar 1 tonelada de barro a mano en cubos de plástico (unas 20 horas de trabajo), no hemos podido llegar al final del pozo, es demasiado profundo y no tenemos el material apropiado. A media mañana me escapo al coche, menú del día: Una lata de atún y pan bizcochado, de pronto los niños me han encotrado! Me miran con cara de duda primero y de desconsuelo después, el almuerzo más escaso de mi vida y no puedo terminarlo por el sentimiento de culpa! A pesar de los contratiempos, hemos conseguido habilitar el pozo, cada vez hay más gente alrededor nuestra, y cuando empieza a salir agua limpia por la bomba, las caras de la gente se iluminan y entran en delirio absoluto, todos quieren tocar el agua. Me dicen mis compañeros que las mujeres gritan "Qué dios les bendiga" en Sango, la lengua local, yo me siento alegre, pero me muero de vergüenza, son muchas sensaciones juntas, pero esto me hace feliz, acostumbrado a trabajar para hacer rico a alguien, esto es nuevo para mi!



Otras visitas han dado para mucho, siempre en contacto con las comunidades, en ocasiones visitas para conocer el pueblo, saber sus necesidades y ver si podemos colaborar con ellos. No es fácil, hay de todo, hay aldeas que se vuelcan, trabajan duro y hacen de este trabajo algo maravilloso, pero también pueblos que se comprometen a preparar el agujero para que les hagamos un pozo, a las dos semanas volvemos, no han hecho nada, les pregunto por qué no han trabajado y me contestan "que si no les damos algo para comer no tienen fuerzas para trabajar"... esto no es distinto que cualquier otro sitio del mundo, con su buena gente y sus caraduras... La vida misma!



En otra aldea, un viejito maravilloso nos enseña el manantial del que extraen agua los 572 habitantes, un charco de agua verde llena de bichos! Me dice que ese es el agua que beben, le pregunto si tiene problemas de barriga y me dice que en el pueblo llevan todos 1 año enfermos del estómago, pero como no hay otra cosa... Me lo dice encogiéndose de hombros y a mi se me encoje el alma, afortunadamente esta vez habrá final feliz; El lunes empezamos a construirles un pozo!!



Lo único que no cambia donde quiera que vayamos son los niños. Allí donde trabajemos salen de la nada, curiosean, se ríen, gritan, juegan... Son lo mejor de este trabajo, su inociencia y su alegría sincera lo llenan todo, la mayoría me miran un rato hasta que se atreven a acercarse.



En general te rompen el corazón, pero son demasiado inocentes para aprovecharse, al menos en los pueblos! En Bangui, la capital, las cosas son muy distintas, la gran ciudad los convierte en supervivientes, el otro día en Bangui se me acercó uno de unos 8 años, la conversación fue la siguiente:

- Tengo hambre!
- Debes ir a tu casa y decírselo a tu madre, ella te dará de comer
- Mi madre es pobre, no tiene dinero, y usted sí
- Tu madre debe encontrar el dinero para alimentarte, es su responsabilidad
- Pero tengo mucha hambre, deme algo!
- Debes pedírselo a tu madre, lo siento...

Se que hice lo correcto, pero no por eso es menos doloroso, menos mal que mi día a día es más gratificante, qué contento estoy de vivir en Paoua! En los pueblos los niños son el orgullo y la prioridad de las familias, en cada aldea juegan y corren libremente de un sitio a otro, y a veces se ven enanos de medio metro correteando buscando alguien para jugar! Otro flash de Europa viene a mi mente, allí donde hay un niño hay un adulto paranoico corriendo detrás velando por su seguirdad, se imaginan dejar a nuestros enanos correr libremente por el pueblo sabiendo que están seguros? A que tendríamos que pagar mucho para tener esa seguridad????



Bueno, supongo que la puesta al día habrá compensado tanto silencio en el blog... Espero que a través de mis palabras asome toda la intensidad de esta maravillosa experiencia. Para mi esto no ha hecho más que empezar, y si ya son muchas cosas, no se si podré asimilar todo lo que aún está por venir. Eso sí, escribirlo y compartirlo con ustedes me ayuda a ponerlo todo en orden.

Una vez más prometo seguir contando....